El temido IMC no es una moda actual. Fue desarrollado nada menos que en 1830 por un científico belga, que decidió buscar una fórmula para medir la tasa de obesidad en la población. La ecuación que ideó es bastante simple: Divides el peso (en kilos) por la altura (en metros) al cuadrado.

Los resultados son arbitrarios y para todos por igual: Si el resultado de la fórmula es menos que 18,5; entonces estás bajo peso. Todo lo que está entre ese número y 25 es considerado normal. Entre 25,1 y 29,9 es sobrepeso y finalmente todo arriba de 30 es calificado como obesidad.

Esa calificación se volvió mundialmente popular. En Chile, cuando se solicita un plan de salud con alguna isapre, te miden el IMC para registrar el ingreso de personas con preexistencias (sobrepeso u obesidad). El IMC además se considera para aceptar o rechazar cirugías bariátricas, etc. Este indicador, casi 200 años después de su invención, sigue estando vigente y muy arraigado en nuestra sociedad.

El problema con él, sin embargo, es que muchos estudios muestran que esta fórmula no toma en consideración ni la complexión ni otros factores de la salud de las personas. Esto quiere decir que una persona que puede estar dentro de los rangos poco saludables puede tener un peso que no afecta en nada su salud. De hecho, investigadores de la UCLA descubrieron que si examina con detención a los pacientes, cerca del 30% de ellos tienen un estado general saludable y su peso los clasifica como personas en riesgo. Y casi un 15% están en la categoría de «obesos», pese a que la realidad es que son personas sanas.

Los científicos analizaron la correlación entre el IMC y algunos de los factores más relevantes de la salud de las personas: presión arterial, niveles de glucosa, colesterol y triglicéridos, etc. Lo que encontraron fue que la mitad de los casi 50 millones de estadounidenses considerados «sobrepeso» por el indicador, tienen una buena salud.

El ejemplo más notorio de las falencias de este sistema es la fórmula cuando se aplica a los atletas profesionales. Es popularmente conocido que el músculo pesa más que la grasa. Para probar su punto, los encargados del estudio midieron al equipo completo de los Broncos de Denver. ¿Los resultados? Los esperados: todos están obesos.

Así es que el anticuado sistema de Quatelet parece que tiene sus días contados, lo que es algo bastante positivo. Sin embargo, va a tomar algún tiempo en que todos acepten e instalen un sistema de medición nuevo y más integral. Por ahora, lo más recomendable, al menos para que cada uno pueda llevar un control de la salud, es consultar al doctor y tomar medidas para tener una vida lo más equilibrada posible, sin preocuparse tanto del peso.

Fuente: emol

 

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